Hoy recibí una lección, en tres experiencias, tres historias, tenía un regalo para alguien muy querido, estaba tan emocionada por dárselo, por que lo disfrutara, lo viviera, sabía que ese regalo podría mejorar su salud, su calidad de vida, una sorpresa, un paquete lleno de luz y bendiciones, me comuniqué para entregarlo, la respuesta que recibí fue “espera”, no tenía tiempo para atenderme. Evasivas, respuestas absurdas, largas, malestar, incomodidad, resistencia, hasta que, por fin, cuando yo estaba a punto de desistir, decidió aceptar lo que, en efecto, mejoró su calidad de vida.
Contraté una nueva empleada, honesta, confiable, eficiente, con iniciativa, estaba tan contenta con su trabajo que decidí decírselo y aumentarle el sueldo, sin que ella supiera empecé a preparar formas de ayudarla a cumplir su sueño para que pudiera dedicarse a lo que sé que le apasiona, Sin embargo, dejó el trabajo sin decir nada, cuando me enteré que nada grave le había sucedido recibí una explicación igualmente absurda.
Le llevé a una amiga, de regalo, algo que sé que esperaba y necesitaba. Lo dejé en su casa, semanas después me enteré que lo había recibido, su respuesta fue ¿cuánto te debo?
¿Te ha pasado algo similar? ¿Tú quieres dar y el otro no está listo para recibir?¿cuando estás listo para ayudar al otro se aleja sin avisar?¿Das y el otro piensa que vas a ¨cobrarle¨ el regalo?
Desconcertada me pregunté qué lección había en esto para mí, y me vino un interrogante: ¿Qué tal si esto es sólo un reflejo de mi actitud?¿Qué tal si es una metáfora de lo que sucede en la vida? ¿Qué tal si todo está disponible y no estamos listos para recibir? me empecé a preguntar ¿ya le dije a Dios que estoy lista para recibir los regalos que mejoran mi calidad de vida? ¿cómo manifiesto el estar lista para recibir?¿me dejo sorprender?¿cuántas respuestas absurdas doy para no recibir las bendiciones que están destinadas para mi?¿cuántas veces pienso que esto es demasiado bueno para ser verdad y en realidad me va a acabar costando?
¿Cuántas oportunidades perdemos por estar mas ocupados en quejarnos, defendernos, victimizarnos?¿Cuántas veces estamos tan ocupados en “pedir” que no estamos listos para recibir?
Estoy en disposición de recibir cuando hago un espacio en mi vida, mi tiempo, mi conciencia, a todas las bendiciones; cuando agradezco lo que soy, hago y tengo; cuando conozco cuál es mi pasión en la vida y decido vivirla plenamente, cuando me abro a dar y recibir y acepto que lo merezco, no por lo que hago sino por lo que soy. Estoy en disposición de recibir cuando dejo de “querer” y “pedir” y me abro a aceptar y vivir.
¿Y tú?¿Estás listo para recibir? ¿O estás muy “ocupado”?